En tiempo de hombres

Eres libre de usar esa falda corta que combina con tu blusa. Eres libre de bailar sola sin que alguien se te acerque por detrás. Eres libre de subirte a un bus sin que te rocen las piernas. Eres libre de usar el color azul como quieras, de jugar con carros y fútbol si así lo deseas. Eres libre de maquillarte si eso te hace feliz. Eres libre de cambiar tu apariencia como prefieras. Eres libre de llevar tu cabello como quieras. Eres libre de dar vida y también eres libre de elegir no hacerlo. Eres libre de amar a quien quieras. Eres libre de montar bicicleta en falda y rodar por toda tu ciudad.

Eres libre de salir de una relación que te hace daño. Eres libre de hacer una denuncia cuando han violentado tu ser, física o psicológicamente. Eres libre de buscar ayuda profesional y no por eso estás loca. Eres libre de trabajar en lo que quieras, no debe limitarte lo que piensen los demás. Eres libre de formar una familia a tu manera y criar a tus hijos con respeto. Eres libre de decir lo que piensas sin ser menospreciada. Eres libre de hablar duro sin que digan que estás gritando. Eres libre de alzar la voz por ti, por mí y por las que ya no están y eso no te hace feminazi. Eres libre mujer. En tiempo de hombres, tú eres libre.


Es aquí cuando la libertad basada en la empatía, en las diferencias y en el respeto te hace fuerte, te hace quien eres. Porque no construimos sobre la otra, creamos una con otra, porque no somos enemigas, no somos las villanas, no somos las madrastras, no somos las princesas, somos las dueñas de nuestra vida, las guerreras, las que levantamos hogares solas, las que nos aguantamos dolores físicos mensualmente, las que entendemos qué es sostenerle el cabello a otra en el baño, las que nos juntamos para tomar un café, las que empezamos a cambiar la crítica por los comentarios amables. Porque no somos la ex fastidiosa, no somos la puta, no somos la perra, no somos las locas, somos mujeres y como tal merecemos respeto.

Tomar malas o buenas decisiones no nos divide como mujer, nos muestra que somos humanos y también cometemos errores. Hoy este grito es mi forma de pedirle perdón a todas aquellas que lastimé, las que grité, con las que rompí amistades, a las que pude haber engañado, a las que critiqué. Perdón y cambio, porque cada día seamos más libres y estemos más unidas en estos tiempos de hombres.


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